martes, 2 de diciembre de 2014

Bibliografía 8. Miriam Patón Rosillo

Herrera A. Sexualidad en la vejez ¿mito o realidad?. Rev Chil Obstet Ginecol 2003; 68(2): Pág 150 - 162. 

SEXUALIDAD EN LA VEJEZ, ¿MITO O REALIDAD?

El problema sexual es uno de los más complejos de la vida humana hasta el punto de que, a veces se opta por no resolverlo con razones y dejar que cada caso encuentre su solución espontánea.


la mayor parte de nosotros creemos con conocimientos limitados de lo que se espera en seres humanos sexuados, esto es, qué podemos prever cuando nuestros cuerpos alcancen la madurez biológica y qué esperamos cuando debemos enfrentarnos en sentido emocional con estos cambios. 


De todo lo que se enseña en la educación básica y universitaria, nada tiene tanta importancia práctica para la vida personal como el conocimiento de la sexualidad humana, pero, más que el conocimiento académico, se deberían priorizar los aspectos emocionales como sentirse cómodo con la propia sexualidad ya que esto acarrea consecuencias perdurables y que no se pueden medir. 


En término de la salud mental es urgente comprender con claridad los aspectos biológicos, psicosociales y conductuales de la sexualidad en cada etapa de la existencia humana. Nuestra incapacidad de ocuparnos de nuestra propia sexualidad en forma coherente y organizada es el reflejo de la confusión general que existe en nuestra sociedad sobre los aspectos sexuales.


La sexualidad es y ha sido una de las áreas del comportamiento humano más desconocida y en la que aún prima muchas veces la anécdota sobre el conocimiento científico. Y si esto es cierto a cualquier edad lo es, especialmente en personas de edad avanzada. La mera existencia de manifestaciones sexuales de cualquier tipo en los ancianos es sistemáticamente negada, rechazada o dificultada por gran parte de la sociedad.


En nuestra sociedad existe un escaso conocimiento sobre este tema, incluso dentro de los profesionales sanitarios. Las creencias y conceptos erróneos se manifiestan incluso en las historias clínicas donde no se recogen datos sobre la actividad sexual. Esto, explicado erróneamente en algunos casos, por el supuesto de que los ancianos son sexualmente inactivos; y en otros, debido a la incomodidad de formular las preguntas o el temor de no poder responder adecuadamente a las dudas que plantee el paciente mayor en este tema.


En una sociedad que está envejeciendo progresivamente, la sexualidad debería permanecer en una dimensión afectiva, sentimental y relacional durante todo el curso de la existencia, en el respeto del cuerpo y a los aspectos peculiares presentes en cada fase de la vida.


Desde hace algunos años estamos asistiendo a un proceso de transición demográfica que obligadamente se debe acompañar de un proceso de revisión de la "cultura de la senilidad" donde se incluye también la variable de la sexualidad.


Estamos, además, en la era del reciclaje: todo se recicla, incluso la vejez. Pero, en el área de la sexualidad está el peligro de "reciclar al viejo en un falso (e imposible) joven" con mitos y estereotipos sexuales basados en la prestación, la eficiencia y en la capacidad de identificarse con un joven con prodigiosas capacidades sexuales; concepto muy opuesto al antiguo que relacionaba la sexualidad con la procreación y consideraba al anciano como asexuado quedando excluido debido a la ineficiencia dada por la infertilidad. Pareciera que entre estos dos extremos, la sexualidad negada o la sexualidad impuesta no pudiera existir una imagen sexual en la que los componentes físicos, psicológicos y sociales se combinaran armoniosamente para crear una modalidad sexual específica que acompañe esta etapa de la vida.


Comportamiento de la sexualidad en la vejez


Está demostrado que el sexo y la sexualidad juegan un papel importante en el envejecimiento saludable y pleno; sin embargo, las personas ancianas tienen una conducta sexual heterogénea en relación a sus apetitos e intereses. Además de los factores que afectan la conducta sexual en el anciano (envejecimiento fisiológico, patología crónica, efectos secundarios de medicamentos) se suman los factores sociales que inciden fuertemente en la actividad sexual en la edad adulta.


La sexualidad en el anciano debe considerarse en una forma amplia e integral, incluyendo en ella tanto componentes físicos como emocionales. Por ello, se acepta como normal en el anciano ciertas modificaciones en el patrón sexual considerado como estándar si se relaciona con el adulto joven; estas serían: disminución del número de coitos y el aumento proporcional de otras actividades sexuales como las aproximaciones físicas, caricias, ratos de intimidad emocional, de complicidad, relaciones de compañía o masturbaciones.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Cuestionario 8.Marta Atienza Correas



CUESTIONARIO 8 : Enfermería Geriatrica como especialidad




La primera referencia que se tiene de enfermería en el campo de la geriatría es la de Marjorie Warren.


En estos últimos años están ocurriendo cambios en la sociedad y en las profesiones de la salud que potencian un enfoque más integral del individuo y una actitud más globalizadora en cuanto a la atención de su salud, desarrollándose la prevención y la promoción y no sólo la actuación en caso de enfermedad. Se percibe por tanto, la necesidad de contar con equipos multidisciplinares integrados por médicos, trabajadores sociales, fisioterapeutas y enfermeras, todos ellos capacitados para dedicarse a la atención de salud de la población anciana.

Hay que tener en cuenta que es una especialidad muy joven, las primeras plazas se sacaron en 2011 aunque en el RDL del 2008 ya estaba contemplada como tal, pero muy necesaria debido a que la población está envejeciendo y sobre envejeciendo.


La enfermería geriátrica contempla los aspectos patológicos que plantea el paciente geriátrico, encaminados a conseguir una adecuada asistencia de enfermería en estos procesos y su rehabilitación posterior.


La especialidad no se basa únicamente en contenidos prácticos si no que tenemos: un parte práctica (rotario por diferente plantas), formación teórica (seminarios y cursos), formación en docencia y un proyecto de investigación.

La especialidad no se basa en un aprendizaje programado si no en un autoaprendizaje (puedes aprender lo que quieras aprender)

Cuestionario 8. Miriam Patón Rosillo


CUESTIONARIO 8: MESA REDONDA SOBRE LA ESPECIALIDAD DE ENFERMERÍA 
GERIÁTRICA


El artículo 21 de la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias y el artículo 7 del Real Decreto 450/2005, de 22 de abril, sobre especialidades de Enfermería, establecen, el procedimiento para aprobar los programas formativos de las especialidades sanitarias en general y de las especialidades de Enfermería en particular.

La Comisión Nacional de la Especialidad de Enfermería Geriátrica, ha elaborado el primer programa formativo de esta especialidad en el marco de las líneas actuales en la asistencia geriátrica.

El programa ha sido ratificado por el Consejo Nacional de Especialidades en Ciencias de la Salud, órgano asesor de los Ministerios de Sanidad y Política Social y de Educación en materia de formación sanitaria especializada. Asimismo ha sido estudiado, analizado e informado por la Comisión de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud de la que forman parte, entre otros, los consejeros de sanidad de las diversas comunidades autónomas y el Director General de Política Universitaria del Ministerio de Educación.


¿En qué se basa la especialidad principalmente?


La enfermera especialista en Enfermería Geriátrica es el profesional que presta atención y cuidados de enfermería a la población anciana, estando capacitada para enseñar, supervisar, investigar, gestionar y liderar los cuidados destinados a este colectivo en situaciones complejas en las que también actúa como asesor en todos los niveles del sistema socio-sanitario.

En este contexto, las especialistas en enfermería geriátrica, como fuerza social, tienen la responsabilidad específica de suministrar y fomentar la mejor atención enfermera y colaborar con el sistema socio-sanitario para la correcta utilización de los recursos, obteniendo como resultado la mejora del coste-beneficio y la calidad de vida de la población anciana.

La complejidad de las funciones que se atribuyen a la enfermera especialista en geriátrica se inscriben en el marco de los principios de interdisplinariedad y multidisciplinariedad de los equipos profesionales en la atención sanitaria que consagra la Ley 44/2003 de ordenación de las profesiones sanitarias. 

El aumento de la población anciana según los datos sociodemográficos y la creciente demanda de cuidados por parte de dicho colectivo justifican por sí mismos, la importancia de la especialidad de enfermería geriátrica. La mayor parte de los problemas de salud que afectan a las personas de edad avanzada no son, sin embargo, consecuencias del envejecimiento biológico, sino el resultado de exposiciones antiguas y actuales a riesgos de varias clases.

Afirmar que vejez y enfermedad no son sinónimos, no debe sin embargo hacernos olvidar que la salud es uno de los problemas más importantes de la población anciana. La prevalencia e incidencia de la enfermedad son netamente superiores en el grupo de edad más avanzado, como lo son también las tasas de cronicidad, incapacidad y dependencia que inciden de forma directa en el incremento de la necesidad de cuidados. Por ello, la actuación de la enfermera especialista en geriatría puede contribuir de forma considerable a mejorar los estados de salud de las personas mayores.

La complejidad de los cuidados enfermeros a la persona anciana, tanto en salud como en enfermedad y generalmente la larga duración de los mismos, requieren un nivel de competencia profesional (conocimientos, actitudes y habilidades especializadas) que no son cubiertos en la formación básica y que justifican esta especialización. Desde el punto de vista internacional la importancia de esta especialidad viene avalada por las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y la Comisión Europea.

Práctica 4. Rubén Castro Prada

Mesa redonda sobre la situación actual de la geriatría en España de mano de: Pedro Abizanda, José Luis Oliver, y dos residentes de EIR y MIR de la especialidad de geriatría. 

El seminario empezó desarrollando la idea de que al ser una especialidad nueva tiene muchos campos abiertos y no tiene un límite fijado por lo que se encuentra en expansión, que es difícil abrirse paso en un tema tan cerrado en el que ni los propios compañeros de trabajo reconozcan la labor del geriatra. 
Introdujo el tema de la geriatría diciéndonos que esa palabra se usó por primera vez en 1909.

En España el primer servicio de geriatría se creó en el año 1945. En 1978 la geriatría se convierte en especialidad médica (y en ese año también surge el primer hospital geriátrico en Toledo) y en el 2011, la especialidad enfermera. El tercer hospital geriátrico que se crea en CLM fue en Albacete en el año 1993. Desde hace un año tienen el área de investigación donde se dedican a realizar ensayos clínicos en mayores con Alzheimer.


Formalmente la geriatría en enfermería está desde el 2008 y los primeros geriatras enfermeros se forman en el 2011.

En la hospitalización se utiliza la valoración geriátrica integral (VGI) para valorar sobretodo la funcionalidad. En 1997 la consulta se independiza de la medicina interna y se centran sobre todo en las consecuencias de los síndromes geriátricos tanto para el paciente como para la familia. Las especiales características del paciente geriátrico, en el que confluyen por un lado, los aspectos intrínsecos del envejecimiento fisiológico con declinar paulatino de la funcionalidad de órganos y sistemas, disminución de la reserva funcional y alteración a precario de la homeostasia del organismo, aumentando su vulnerabilidad ante situaciones de estrés o enfermedad y, por otro lado, la especial forma de presentación de la enfermedad en este grupo etario, hace necesaria una sustancial modificación de los modelos de valoración clínica o biológica utilizados tradicionalmente sin distinción de edad.

Además de las citadas particularidades de la evaluación del anciano en el aspecto físico, biológico o fisiopatológico, el paciente anciano está expuesto a múltiples problemáticas consustanciales con el envejecimiento que van a condicionar en gran manera su independencia o autovalimiento y que obligatoriamente tendremos que conocer. Estos problemas a los que hay que conceder la misma importancia que a los puramente biomédicos derivan de los aspectos cognitivos, emocional, funcional y social que deberán ser identificados y evaluados de forma conjunta para conseguir una visión integral de toda su problemática, sopesando asimismo los posibles efectos potenciadores de la interacción de las citadas carencias que magnificaran frecuentemente sus consecuencias.

Hay que tener en cuenta que el anciano pasa por todos los niveles asistenciales (atención primaria, servicios sociosanitarios, centros de día, ESAD…) y en algunos de ellos no llega la enfermería geriátrica. 

En cuanto a la docencia en el 2008 se publica el decreto de la especialidad, en el 2009 el ministerio lanza el programa y en 2011 se convocan las primeras plazas. En geriatría hay muy pocas plazas porque los servicios no lo solicitan: el SESCAM ha recortado las plazas en Toledo y en Albacete. 

Las residentes de MIR y EIR hablaron de sus experiencias en los centros donde están realizando su trabajo y lo que le condujo a llegar donde están.

El envejecimiento es una realidad del ser humano que debe considerarse individualmente, si bien la evolución demográfica y social comporta que a la vez se la deba considerar como un fenómeno colectivo en el que concurren una serie de circunstancias que han modificado cuantitativa y cualitativamente las condiciones de vida de la población en general. Los estudios demográficos permiten evidenciar el envejecimiento poblacional y sus consecuencias socioeconómicas por la dependencia de los ancianos de la población activa.

Es importante reseñar que no sólo ha aumentado el número de personas ancianas con respecto a la población total sino que se ha incrementado la esperanza de vida. Las mujeres españolas tienen una esperanza de vida de 83 años, frente a los 76,4 años de los varones en la misma situación, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística, lo que determina cambios en la estructura interna de la población anciana con un considerable aumento, tanto en términos absolutos como relativos de la población de 80 y más años de edad. 

Entre los elementos de juicio que nos aporta la demografía también es importante considerar al grupo de las personas ancianas como un grupo no homogéneo y por tanto, al igual que en cualquier otro grupo etáreo, no descuidar diferencias tales como: el envejecimiento diferencial entre sexos, el envejecimiento eminentemente urbano y la desigualdad regional.

El objetivo general de este programa es que al concluir el periodo formativo de dos años, la enfermera residente de enfermería geriátrica haya adquirido las competencias necesarias para el adecuado ejercicio de su profesión. Dichas competencias profesionales se desarrollan en el apartado 5 del presente programa y se vinculan con las siguientes áreas:

– Bases de la Gerontología .
– Gerontología experimental.
– Gerontología clínica.
– Gerontología psicológica.
– Gerontología social.
– Educación para la salud en el ámbito Gerontológico.
– Marco Legal y Políticas socio-sanitarias en Enfermería Gerontológica.
– Bioética en Enfermería Gerontológica.
– Investigación en Enfermería Gerontológica.
– Gestión de cuidados y servicios Gerontológicos.

Para la adquisición de las citadas competencias la residente rotará por los dispositivos previstos a tal efecto en el expediente de acreditación de la unidad de que se trate, en los términos previstos en el apartado 6 de este programa. Se utilizarán técnicas educativas, que den prioridad al aprendizaje activo tutorizado y a la utilización de métodos docentes creativos que aseguren el equilibrio y la coordinación entre la formación y la práctica clínica. A través de un aprendizaje experiencial, se garantizará la participación del residente, durante las rotaciones por los distintos dispositivos de la unidad docente, en las diversas actividades que se organicen en dicha unidad.

A tal fin podrán utilizarse herramientas tales como:

– Libro del residente.
– Resolución de problemas y discusión de casos.
– Participación en sesiones clínicas.
– Asistencia a cursos, congresos, seminarios, etc. relacionados con la especialidad.
– Rol playing.
– Sesiones bibliográficas.
– Utilización de aula virtual.
– Rotaciones externas.
– Etc.

Asimismo, para la adquisición de las competencias que se citan en este programa, los responsables de la formación llevarán a cabo estrategias docentes que favorezcan el pensamiento crítico y permitan la integración de la formación teórica con la formación clínica investigadora que se lleve a cabo en los distintos dispositivos que integran la unidad docente.

El seminario finalizó con un turno de preguntas de los alumnos presentes en el aula.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Bibliografía 10. Miriam Patón Rosillo

Contreras A.L, Mayo G,V,A, Alfonso Romaní D... Malnutrición del adulto mayor y factores asociados en el distrito de Perú. Rev Med Hered. 4 (3); 2013.

MALNUTRICIÓN EN ANCIANOS


El proceso de envejecimiento implica una serie de cambios que repercuten directamente sobre el estado nutricional de la población adulta mayor, que la hace vulnerable con un riesgo elevado de sufrir deficiencias nutricionales. La pérdida del gusto u olfato, anorexia asociada a factores psicosociales, problemas masticatorios y de deglución, trastornos neurodegenerativos, enfermedades como el cáncer o cambios en la composición corporal, se consideran factores de riesgo. 

Según un estudio realizado por la OMS, en el año 2002 existían alrededor de 600 millones de adultos mayores, de los cuales cerca de 400 millones pertenecían a países en vías de desarrollo, además, se proyecta que para el año 2025 la cantidad de personas de este grupo etario será el doble de la actual. En el Perú, este grupo conforma el 9,1 % de la población total y está centrado en su mayoría en las zonas urbanas.

Se conoce poco sobre los pobladores de las zonas rurales alto andinas, se sabe que cerca del 50% de los pobladores sufren de desnutrición crónica. Los adultos mayores son particularmente vulnerables de padecer malnutrición, y la malnutrición calórico-proteica es un problema común en el adulto mayor.

La pérdida de peso es un signo cardinal de desnutrición calórico proteica, las variaciones en el peso suelen ser medidas fáciles y prácticas de tomar, aunque otras variables pueden verse afectadas por los cambios asociados a las comorbilidades o al propio envejecimiento, tal como el índice de masa corporal. 

Las estrategias para optimizar el estado nutricional deben ser individualizadas, las condiciones que alteren el apetito como depresión, dolor, constipación, salud oral, deben ser tratados; en pacientes institucionalizados deben evitarse periodos prolongados de ayuno, se debe optimizar el apoyo familiar e institucional para la asistencia con la alimentación.

Entre otros factores principales relacionados con la malnutrición tenemos: la falta de acceso a comida de alto valor nutritivo; la soledad, dado que comer es una actividad social por lo que simplemente compartir tiempo al desayunar o almorzar aumenta el placer de hacerlo. 

En una investigación sobre los factores de riesgo asociados a la malnutrición en adultos mayores en Nueva Zelanda, se encontró entre las causas de alto riesgo de la malnutrición, el súbito cambio de peso, la percepción del propio peso, el comer solo, así y un menor consumo de leche.









Bibliografía 9. Miriam Patón Rosillo

Bórquez P, Romero C; El paciente oncológico geriátrico; Rev Chilena de Cirugía. 59 (6); Dic 2007: págs 467-471. Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-40262007000600015&script=sci_arttext


CUIDADOS PALIATIVOS DEL ANCIANO CON CÁNCER AVANZADO

La OMS definió a los cuidados paliativos como el cuidado activo y total a cargo de un equipo multiprofesional cuando el objetivo del tratamiento ya no es la curación. El cuidado paliativo enfatiza el alivio del dolor y de otros síntomas, integrando en la atención el cuidado físico, psicológico, social y espiritual. 

A nivel mundial más de la mitad de las enfermedades malignas se detectan en pacientes mayores de 65 años y en muchas de ellas no se llega a un diagnóstico en forma precoz, por lo que no se puede establecer un tratamiento adecuado debido al estado avanzado de la enfermedad. Esto determina un gran número de pacientes adultos mayores en cuidados paliativos, y Chile no escapa a esa realidad. 

El año 2005, del total de ingresos al programa de alivio del dolor y cuidados paliativos por cáncer avanzado del MINSAL, los mayores de 65 años representan un 60,1%. En la décima región, en la provincia de Osorno un 63,6% de los ingresos correspondió al grupo de mayores de 60 años durante el año 2006.

CUIDADOS PALIATIVOS Y GERIATRÍA, MÁS ALLÁ DE LA MEDICINA TRADICIONAL

La geriatría y los cuidados paliativos son ramas diferentes de la medicina que, sin embargo, comparten una serie de características: ambas han tenido un desarrollo creciente en las últimas décadas, intentan mejorar la calidad de vida, entregar una atención integral y un manejo interdisciplinario a los pacientes.

El problema del anciano con cáncer avanzado traspasa el ámbito meramente sanitario para convertirse en un problema social y económico. Se pierde progresivamente la capacidad de autovalencia. Esto se traduce en una falta de seguimiento del tratamiento, desnutrición, higiene defectuosa, aparición de escaras entre otras. Afortunadamente, es frecuente que el anciano reciba ayuda de la familia o los vecinos, y se evita una buena parte de estos problemas. Sin embargo, cada vez existe una mayor presión para que el anciano con cáncer pase el período terminal ingresado en el hospital, con la consiguiente sobrecarga asistencial. Esto da lugar a ingresos repetidos, a menudo innecesarios, para controlar o paliar las complicaciones que surgen y otras veces sólo por motivos sociales.

 Las razones que se aducen para ello son variadas, pero hay dos que se repiten con frecuencia: la imposibilidad de la familia para atenderlo, por problemas laborales, falta de espacio, presencia de niños, y por la sensación de falta de atención médica en el domicilio. De este modo una atención integral por parte de la medicina paliativa, a través de un equipo multi-disciplinario, es esencial para estos pacientes y su familia, extendiendo la atención hacia el hogar del anciano; así se maneja mejor un factor que aumenta el sufrimiento, como es estar fuera de su entorno y sin sus seres queridos.

Los síntomas que presenta el anciano con cáncer avanzado pueden ser secundarios al cáncer que padece, al tratamiento, a los fármacos, a la desnutrición, y/o a la comorbilidad. El dolor es el síntoma más frecuente y más temido en los pacientes ancianos con cáncer avanzado, al igual que para la población general. Puede producir por si mismo ansiedad, depresión, insomnio, astenia, anorexia, agitación y cambio en el estado mental; algunos factores, como el cansancio y la falta de sueño disminuyen el umbral del dolor, mientras que otros, como el dormir bien, la comprensión por parte de su entorno, la mejora del humor, las distracciones y el conocimiento de su situación, elevan dicho umbral.

Otras situaciones como la ansiedad y la depresión son generalmente subvaloradas por el personal sanitario, siendo muy frecuentes en este grupo etario y hay que tratarlas, no solo con medidas farmacológicas sino también con apoyo psicológico, social y espiritual. El estreñimiento es un problema frecuente en los anciano, aproximadamente un tercio de los pacientes lo presenta al diagnóstico del cáncer y se agrava por diversas razones, como por ejemplo el uso de opioides.

Otros síntomas como el delirium toman relevancia en el paciente anciano con cáncer terminal; así su incidencia llega a un 83% la última semana de vida.

Finalmente otro aspecto a considerar es el lugar de atención del enfermo terminal. Va a depender de varios factores como el grado de avance de la enfermedad, las preferencias del enfermo y su familia y de que su sistema de salud le otorgue una asistencia adecuada. Lo ideal es contar con varios niveles asistenciales (unidad de hospitalización, hospital de día, consultas externas y atención domiciliaria) todos ellos relacionados entre sí y coordinados con la atención primaria, para asegurar la continuidad de los cuidados. El domicilio ofrece una serie de ventajas como el poder permanecer cerca de los seres queridos; el hospital debido a la presión asistencial y a la falta de formación en cuidados paliativos de su personal contribuyen bien al abandono del paciente como al encarnizamiento terapéutico. Hay situaciones que pueden resolverse ambulatoriamente a través del hospital de día como son las transfusiones de sangre, paracentesis, toracocentesis u hospitalizaciones por horas para evaluación y estabilización de situaciones agudas. El equipo prepara a la familia para el momento de la agonía y refuerza el apoyo emocional para hacer frente al momento de la muerte, por tanto es muy importante la presencia de un equipo de especialistas en terreno.

En un informe reciente de la OMS sobre cuidados paliativos se afirma que hay evidencia de que la gente envejecida sufre innecesariamente debido a una carencia en la evaluación y tratamiento de sus problemas y por falta de acceso a cuidados paliativos. Como dijimos previamente, desde un punto de vista integrador los principios básicos de la geriatría y los cuidados paliativos coinciden: el paciente es el centro de los cuidados y la perspectiva de manejo es multidisciplinaria, holística y comprensiva. Este enfrentamiento es especialmente válido en el paciente geriátrico sometido a una terapia oncológica y que finaliza su proceso de enfermedad al amparo de una unidad de cuidados paliativos oncológicos.




Bibliografía 10.Marta Atienza Correas



 MALNUTRICIÓN
  
Bibliografía: Eugenia Mendez Estevez, Juana Romero Pita ,Mª José Fernández Domínguez , Patricia Troitiño Álvarez , Silvia García Dopazo , Milagros Jardón Blanco et al . ¿Tienen nuestros ancianos un adecuado estado nutricional?: ¿influye su institucionalización?. Nutr. Hosp. 2013 Jun ;28(3): 903-913.

La valoración del estado nutricional tiene como finalidad determinar esta situación en un paciente con el fin de apreciar las eventuales desviaciones de la normalidad tanto en el exceso de nutrición como de una desnutrición en cualquiera de sus formas. Esta última es particularmente importante ya que existe la evidencia de una mayor morbilidad y mortalidad asociada a los paciente desnutridos.

El mal estado nutricional provoca anorexia, aumento del número de infecciones intercurrentes, compromete la inmunocompetencia, retarda la cicatrización de las heridas, puede interferir con la acción de los antibióticos y producir hipoproteinemia, contribuyendo todo ello a que la duración de la enfermedad se prolongue y el pronóstico se agrave

Epidemiologia de la desnutrición:Se calcula que se sitúa entre un 3 y un 7% en caso de población no institucionalizada; si hablamos de población institucionalizada ese porcentaje asciende hasta un 30-60%, siendo la mayoría de los estudios realizados en ancianos mayores de 80 años.

Existen una serie factores de riesgo, bien conocidos, que al estar presentes aumentan la posibilidad de presentar desnutrición en la población anciana: 1) edad mayor a 80 años; 2) ingresos bajos; 3) vivir solo o falta de apoyo; 4) polimedicación; 5) enfermedades crónicas (insuficiencia cardiaca, demencia, patología orofaríngea o neurológica); 6) alteraciones de la masticación; 7) hospitalización e institucionalizados;8) alcoholismo; 9) depresión.


Nuestros ancianos validos están muy bien nutridos. La edad, una buena calidad de vida y un buen apoyo social son factores protectores.

El riesgo de desnutrición se asocia a más edad, estar institucionalizados, mayor numero de patologías y de fármacos.

La realización de estudios de intervención en hábitos nutricionales en ancianos constituirían una importante línea de investigación a impulsar, ya que con pequeños cambios se podrían conseguir importantes mejoras en el estado nutricional de esta población que es donde encontramos mayor riesgo de desnutrición en los países desarrollados.


Bibliografía 9. Marta Atienza Correas


 CUIDADOS AL FINAL DE LA VIDA

Bibliografía: Carlos Jiménez Rojas.Cuidados al final de la vidaRev Esp Geriatr Gerontol 2002;37(5):241-243


Los cuidados al final de la vida se articulan en un concepto más amplio (van más allá de procurar lo que hoy se entiende como buena muerte libre de sufrimiento y angustia para el paciente, familia y cuidadores, acorde con los valores de éstos y consistente con los estándares clínicos, culturales y éticos) que engloba la asistencia médica a los pacientes con enfermedades progresivas en las que no existen tratamientos que vayan a modificar sustancialmente su evolución.

Frente a los modelos «categóricos» o «terminalistas» que sitúan al enfermo terminal como si de otro tipo de paciente se tratara (artificialmente clasificado por unos criterios pronósticos), haciéndole candidato a un tipo diferente de servicios, surge el modelo de los cuidados al final de la vida, mucho más acorde con el que caracteriza desde sus comienzos a la asistencia geriátrica y que incluye pacientes con enfermedades crónicas, de curso menos predecible (y más dependiente de procesos intercurrentes), sin que exista una barrera que los separe de aquellos en los que la muerte se prevé más cercana



Se identifican los siguientes diez aspectos básicos en la calidad de los cuidados al final de la vida:



1. Calidad del control de síntomas físicos y emocionales

2. Mantenimiento de la funcionalidad y de la autonomía

3. Planificación por adelantado

4. Grado de agresividad y elección de la ubicación en situaciones de muerte cercana

5. Satisfacción del paciente y familia

6. Mantenimiento de la calidad de vida global

7. Valoración de la carga familiar y respuesta del sistema a la misma

8. Aspectos pronósticos

9. Asegurar la continuidad en los cuidados

10. Atención al duelo



Resulta especialmente ilustrativo para entender la verdadera dimensión de los cuidados al final de la vida, la descripción de sus cimientos que realiza Hurley:



a) Atención médica en los eventos clínicos agudos

b) Disponibilidad y soporte en cuidados paliativos

c) Proceso de la toma de decisiones

d) Investigación y educación en cuidados al final de la vida