sábado, 27 de septiembre de 2014

Bibliografía 2. Rubén Castro Prada

La transición demográfica y el proceso de envejecimiento en México.

Virgilio Partida Bush. La transición demográfica y el proceso de envejecimiento en México Rev Papeles de Población. 2005; 11(45): 2-19

En el nuevo milenio, México experimenta un intenso proceso de cambio que implica múltiples transiciones de las esferas económicas, social, política, urbana y epidemiológica y demográfica. La transición demográfica en los países en vías de desarrollo –como México- pasa más rápido que en las regiones más desarrolladas. El descenso de la mortalidad –resultado de la profusa expansión y cobertura de los servicios de salud, así como de la importación a bajo costo de medicamentos eficaces descubiertos en las naciones desarrolladas- y la política pronalista que intentó satisfacer la demanda de mano de obra para la industria creciente y para habitar el territorio nacional, propició un alto crecimiento demográfico en México a lo largo del siglo XX, sobre todo de 1954-1974, cuando las tasas superiores a 3% anual se encuentran entre las más altas observadas en la historia de la humanidad.

Las consecuencias de ese pasado demográfico todavía son evidentes en la actualidad, pero lo serán aún más en los próximos años, cuando el proceso de envejecimiento se agudice. En este documento se revisa el origen demográfico del proceso de envejecimiento en México, es decir, cómo los cambios en la fecundidad, la mortalidad y la migración del pasado y del futuro han contribuido y contribuirán a la formación del envejecimiento.



La transición demográfica alude al paso de altos niveles de natalidad y de mortalidad sin control, a bajos niveles controlados. Durante la fase pretransicional es evidente el irregular comportamiento demográfico derivado de la lucha armada de la Revolución Mexicana (1910-1921), provocando incluso que el número de habitantes del país se redujera de 16.2 millones en 1912 a 16.0 en 1921. Una vez restaurada la paz, inició la primera etapa de la transición demográfica, caracterizada por tasas de mortalidad en rápido descenso y tasas de natalidad relativamente constantes e incluso ascendentes entre 1945 y 1960. La segunda fase puede ubicarse a partir de 1970, cuando el descenso de la fecundidad se acentuó, habiendo empezado en los años sesenta. La tercera etapa del proceso—cuando los niveles de natalidad y mortalidad convergen— tendrá lugar durante la primera mitad del presente siglo.




Se estima que la tasa de crecimiento se mantuvo aproximadamente constante en 1.0 por ciento anual durante el primer decenio del siglo XX. Después de la Revolución Mexicana aumentó de 1.4 por ciento en 1921 a 1.7 por ciento en 1930, 2.7 por ciento en 1950 y a 3.5 por ciento en 1965. Como consecuencia del declive de la fecundidad, la dinámica demográfica empezó a disminuir su velocidad gradualmente desde entonces, registrando tasas de 3.1 por ciento en 1970, de 2.3 por ciento en 1985 y de 1.3 por ciento en 2000. Después de un largo proceso de transformación demográfica, la población mexicana ingresó al nuevo milenio con una tasa de crecimiento natural semejante a la observada cien años atrás, pero con un tamaño siete veces mayor. En 1921, la esperanza de vida al nacimiento ascendía a 32.9 años (32.1 para los hombres y 33.8 para las mujeres), mientras en 2000 era de 74.0 años. (71.6 años para los hombres y 76.5 para las mujeres). El incremento más impresionante tuvo lugar de 1942 a 1960, con un aumento de casi un año de vida media (0.95) por cada año calendario. Como en muchos otros países, la mortalidad mexicana descendió despacio durante los años sesenta y por ende las ganancias en la vida media fueron pequeñas. Después se recuperó el ritmo de descenso, pero no tan rápido como antes.






Según las proyecciones recientes (CONAPO, 2002; Partida, 2003), la esperanza de vida aumentaría de 74.0 años en 2000 (71.5 para los hombres y 76.5 para las mujeres) a 76.6 (74.2 y 79.1) en 2010, 79.8 (77.5 y 82.1) en 2030 y, finalmente, a 81.3 años (79.0 para los hombres y 83.6 para las mujeres) en 2050, es decir, que la vida media en México al final de la proyección será similar a la observada recientemente en Japón (77.2 para los hombres y 84.0 para las mujeres en 1998), el país que registra el nivel más bajo de mortalidad en la actualidad en el mundo.




Los incrementos previstos para la esperanza de vida pudieran ser relativamente conservadores, dado que la estimación de reducción global del riesgo de morir es de 44% para el periodo del año 2000 al 2050, esto es, menor a 73% de lo registrado durante el periodo 1950-2000.

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