García Orihuela, Marlene. La Evidencia científica y la intervención farmacológica preventiva en Geriatría. Rev Cubana Med Gen Integr; 38 (4). Ciudad de La Habana. 2012
INTRODUCCIÓN
Cuba es hoy, uno de los países más envejecidos de la región y cuenta ya con el 17,9 % de envejecimiento poblacional. Este grupo es muy heterogéneo y en él figuran las huellas del envejecimiento en todos los órganos y sistemas, la influencia de múltiples enfermedades y problemas funcionales y psicosociales; lo que implica que se pueda prescribir un número elevado de medicamentos a los ancianos, por la alta morbilidad que presentan y por la indicación de medicamentos preventivos con el objetivo de intentar evitar la aparición de una nueva enfermedad o de hacer prevención secundaria.
Fármacos preventivos en el anciano y las evidencias científicas
Las intervenciones preventivas que se realizan con fármacos, son frecuentes en el nivel primario de atención y si se exceptúan las vacunas y las vitaminas, el grueso de las mismas está dirigido al manejo de enfermedades cardiovasculares y de la diabetes mellitus con antihipertensivos, estatinas, hipoglucemiantes o antiagregantes plaquetarios.
Prescripción racional en Geriatría
Para lograr una prescripción racional de medicamentos es imprescindible que el médico prescriptor se haga las siguientes preguntas: ¿qué debo tratar?, ¿cuándo debo tratar? y ¿hasta dónde debo intervenir?.
La terapia farmacológica en Geriatría requiere de un enfoque más holístico y humanista que clínico, más orientado a la individualidad y peculiaridad del anciano como persona, que al modelo de la medicina moderna, donde predominan los conflictos de intereses en el mercado y la tendencia a la medicalización de la vida con la inclusión de medicamentos para la prevención sin posible sustento científico.
Tratamientos farmacológicos en Geriatría (Destacan otros como, Antihipertensivos, AAS y Estatinas)
PREDIABETES Y DIABETES COMO FACTOR DE RIESGO CARDIOVASCULAR
El término "prediabetes" comprende dos situaciones que se asocian con mayor riesgo de diabetes y de enfermedad cardiovascular: la glucemia basal alterada (100-125 mg/dL) o (5,5-6,9 mmol/L) y la intolerancia a la glucosa.
Otros estudios muestran que el estilo de vida puede mejorar o mantenerse igual, independientemente del uso de la metformina, agente antidiabético oral que se prescribe en el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 del adulto. A nuestro criterio la metformina, a pesar de su mecanismo de acción peculiar y efectos beneficiosos, produce reacciones adversas muy comunes, fundamentalmente en el tracto gastrointestinal, además debido al riesgo de acidosis láctica está contraindicada en pacientes con daño de la función renal, en hepatopatías, en insuficiencia cardiaca, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, cualquier otra condición de hipoxia, malnutridos y alcohólicos.
CONSIDERACIONES FINALES
La revisión realizada permite comprobar que una buena parte de las intervenciones farmacológicas preventivas recomendadas en la práctica clínica habitual carece de una justificación sólida. No se encuentran evidencias que sustenten el tratamiento preventivo de la prediabetes, ni lograr cifras de presión arterial por debajo de lo catalogado como normal alto.
Tampoco para tratar indiscriminadamente con estatinas a todo diabético o hipertenso sin enfermedad cardiovascular, de hecho, no existe fundamento para considerar la diabetes como un "equivalente de riesgo coronario".
Por lo tanto, a pesar de que la actividad clínica en la atención primaria de salud debe ser prioritariamente preventiva y en muchas ocasiones indicamos fármacos para ello, debemos estar atentos en no prescribir un medicamento innecesario, que por demás puede convertirse en perjudicial para el anciano ya polimedicado. Es importante mejorar la prescripción farmacológica en aras de una mejor calidad de vida en este segmento poblacional.
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