Sexualidad en el anciano.
Leyva-Moral Juan Manuel. Elders sexual
expression: An overdose of false myths. Rev Index Enferm. 2008; 17(2):
124-127
Para muchas personas, la sexualidad durante la vejez continúa siendo un tema tabú repleto de falsas creencias y mitos. Las evidencias sugieren que los ancianos son sexualmente activos y, en algunos casos, más aún que la población general adulta. Por tanto puede afirmarse que la edad como tal no es un obstáculo para disfrutar una vida sexual plena y satisfactoria. En este artículo se analizan los factores sociales que dificultan la sexualidad del anciano y se debate sobre la genitalidad y sexualidad en la vejez.
Que el sexo en los ancianos sea un tema tabú no es debido sólo a la “fiebre de lo joven” que vive la sociedad actual. Lo cierto es que los ancianos han practicado, practican y practicarán sexo y por tanto, los profesionales de la salud deben estar preparados para abordar este tema con ellos, aparte de hacer el esfuerzo de eliminar todos los prejuicios al respecto. Factores socio-culturales como el binomio sexo-reproducción hacen que muchas personas consideren que la vejez no es tiempo para disfrutar del sexo ya que no hay lugar para la reproducción.
La sexualidad en el anciano se ve condicionada por los estereotipos que la sociedad ha creado respecto a las prácticas sexuales durante la vejez. Asimismo, la mayor parte de estudios se centran en una concepción de la sexualidad únicamente heterosexual. Si el tema de la sexualidad en los ancianos se presenta como un tema difícil cargado de presiones y construcciones sociales, aun más complejo es el tema de la sexualidad en la población anciana homosexual. Estos problemas tienen su origen en el rechazo social, desprotección socio-familiar y ausencia de amparo jurídico al enviudar.
La concepción del sexo en los ancianos centrado únicamente en la cópula y en la frecuencia coital, instiga el diseño de estudios basados justamente en eso, en cuantificar. Resulta preciso una perspectiva que ignore el número, o que apele a él sólo de forma suplementaria, y que ponga énfasis en la descripción e interpretación. Este es el caso de la investigación cualitativa. De este modo podrá recogerse “más nítidamente esa sexualidad difusa que se escapa a la vez del anquilosamiento del corsé estadístico-frecuencial y de la falacia coitocéntrica.
La sexualidad de los ancianos continúa siendo un tema desconocido y maltratado por la sociedad. Este hecho, no obstante, no significa que la población geriátrica no practique sexo. Tal y como se ha comentado previamente, la sexualidad sólo desaparece con la muerte y no implica únicamente genitalidad y, menos aun, penetración. Sin embargo, la mayoría de evidencias disponibles se centran en cálculos de frecuencias coitales y patología sexual tales como la disfunción eréctil, la dispareunia, la sequedad vaginal, etc. Los estudios centrados en la atención a las necesidades sexuales de la población anciana y en el significado que ancianos y población general atribuyen al sexo durante la vejez son prácticamente inexistentes. Para poder ofrecer cuidados de enfermería integrales resulta de especial importancia conocer la realidad de la sexualidad en los ancianos desde la narrativa de los propios ancianos.
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