Farmacología en la persona mayor: polifarmacia
Los adultos mayores constituyen un grupo poblacional que cada día va en aumento, y son ellos los que mayor medicación y atención médica requieren. La farmacología en la persona mayor incrementa las posibilidades de reacciones adversas a los medicamentos e interacciones medicamentosas en potencia, por lo que los fármacos constituyen la primera fuente de trastornos iatrogénicos en los ancianos, atribuible a que muchas veces se indican a dosis muy elevadas y numéricamente muchos productos (polifarmacia), o también a frecuentes errores de los ancianos al tomar los productos, ya sea por por trastornos de la memoria, la visión, la disminución de la destreza manual o por la presentación incorrecta de los preparados, y si a esto añadimos el mal hábito de automedicarse, que es otro aspecto que acrecenta la aparición de polifarmacia, que aumenta con la edad y que es forma terapéutica muy difundida entre los senescentes, es algo que hay que seguir muy de cerca.

Los factores económicos deben tenerse en cuenta, por cuanto la población geriátrica es el segmento con menos ingresos económicos y con mayores gastos por medicamentos. La deficiente supervisión por parte del equipo médico se convierte en un importante factor que puede influir negativamente en la aparición de reacciones adversas a los medicamentos.
La polifarmacia, definida como la utilización de múltiples preparados farmacológicos prescritos o no, se ha constituido, junto con el delirio, las demencias, las caídas, la inmovilidad y la incontinencia en uno de los grandes retos a la geriatría de nuestros tiempos. Asimismo la polifarmacia se encuentra dentro de los criterios aceptados categóricamente de fragilidad en los ancianos.
Resumen y conclusiones del estudio:
1. La prevalencia de la polifarmacia en la población estudiada ascendió a la cifra de 46 casos, lo que representó el 39 % de la muestra. El grupo de edades predominante fue el de 65-69 años y el sexo el femenino. Igualmente, la enseñanza primaria concluida y los jubilados constituyeron los niveles educacionales y ocupacionales más relevantes.
2. Predominó la HTA, la osteoartrosis y la cardiopatía isquémica como causas de morbilidad, aunque también el déficit visual por trastornos de refracción y la hipoacusia fueron significativos en la serie estudiada.
3. Un porcentaje importante (25 %) de los adultos mayores practican tabaquismo, y el comportamiento cuantitativo de la morbilidad evidenció la presencia de 2 o más enfermedades crónicas en un por ciento elevado.
4. Se constató un promedio de 3,1 fármacos prescritos como promedio por cada uno; y los grupos de fármacos más frecuentemente indicados fueron los hipotensores, los diuréticos, los psicofármacos, los analgésicos y los antidiabéticos; aunque también se evidenció que la autoprescripción estuvo al nivel de 2,3 preparados por anciano. Los más autoprescritos por nuestros adultos mayores fueron las vitaminas, los analgésicos, los laxantes, los antihistamínicos y los psicofármacos.
5. Se apreció una cifra moderadamente elevada de reacciones secundarias adversas, todas de tipo ligeras, y en enfermos que consumían 3 o más preparados diariamente.
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